Apuntes

El oficio de ilustrar y el trabajo con los otros  
Texto compartido dentro de la V jornadas de poéticas de Literatura Argentina para niños el  13-14 septiembre 2013-Universidad Nacional de La Plata.

En los alrededores del tablero y dentro del proceso de trabajo: el intercambio con el editor, el escritor, un lector posible y  los personajes.
Desde la cocina del libro, las propuestas, las condiciones y pautas de edición, intercambios, registros, charlas con el escritor y mientras dibujo un diálogo interno con un lector imaginario.
Un oficio solitario que aveces invita a cruzarse con otros, los que viven dentro del texto, y quienes están detrás o alrededor de él.

Un trabajo solitario
El primer momento de la lectura, la interpretación, invitan al silencio en un espacio de intimidad.
Aprender de la mirada de los otros, y compartir parte del proceso creativo es algo que busco. Además en mi experiencia ilustrar un libro es un trabajo muy grande, difícil y que lleva una energía especial, abordarlo con el escritor, editor, hace que la tarea dinámica y más grata. 

Los otros “reales”, el editor y el escritor, 
El trabajo tan importante del editor, de coordinar, decir a tiempo y proponer que se espera de ese libro como producto, en que colección ira, para lectores de que edad, es el que ve y proyecta.
Y la palabra del escritor que llega en forma de texto y a veces su voz por intermedio del editor. Muy distinto es cuando el vínculo y el trabajo se hace “juntos”, mezclándose, conociéndose, dialogando, compartiendo los decires y cuidando los tiempos de cada uno.

Los otros “imaginados”, el posible lector y el personaje,
Algo de él esta dado por la colección o público al que esta dirigido el libro en cuestión. A partir de eso puedo pensarlo lector activo, imaginarlo leyendo-viendo las imágenes. Le propongo guiños y a los adultos que leen con él. Construyo, imagino y dialogo con un lector que nunca es el mismo cambia mientras el libro se va armando.
Los personajes vienen en una semilla desde el texto, y mientras dibujo toman forma. Hablan, sienten, se visten de una manera particular, caminan, se mueven y se comportan de tal o cual manera. Participan, se entregan al relato, dejan hacer y a veces se resisten un poco.

Dice Stepehen Nachmanovitch
 (Violinista que teoriza sobre el proceso creativo, Free Play)
Tocando juntos
Aquí necesitamos recordar algo que es obviamente cierto pero que no se dice a menudo: que diferentes estilos de personalidad tienen diferentes estilos creativos.
No hay una idea de creatividad que pueda describirlo todo. Por lo tanto, al colaborar con otros completamos, como en cualquier relación,  una creatividad más versátil. Esto nos lleva de vuelta a la ley de variedad de requisitos. Cruzando una identidad con otra multiplicamos la variedad del sistema total, y al mismo tiempo, cada identidad le sirve al otro como control y como estímulo para el desarrollo del sistema total.

Una ventaja de la colaboración es que es mucho más fácil aprender de otro que de uno mismo. Y la inercia, que a menudo es un obstáculo importante en el trabajo solitario, aquí apenas existe: A libera la energía de B y B libera la energía de A.
La información fluye y se multiplica fácilmente. El aprendizaje adquiere multitud de facetas, se convierte en una fuerza renovadora y vitalizadora. Las colaboraciones intermedias enriquecen la vida de los músicos, los poetas, los artistas visuales, los bailarines, los actores, los diseñadores de iluminación, los directores de cine y muchos otros. Las combinaciones y permutaciones son interminables, y las nuevas tecnologías hacen cada vez más factibles los viejos sueños de formas de arte compuestas e integradas, como la música visual.

La improvisación colectiva libre en la actuación, la música, la danza o el teatro nos introduce en clases de relaciones humanas totalmente nuevas y frescas armonías, ya que la estructura, la forma de expresión y las reglas no son dictadas por una autoridad, sino creadas por los jugadores. Hacer arte en forma compartida es en sí misma y por su propia naturaleza, la expresión de las relaciones humanas, su vehículo y su estímulo.

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Y luego esta el incalculable poder de los amigos, que son los mas simpáticos destructores de obstáculos, a través de la conversación, el apoyo, el solaz, el humor, la resonancia, y también del desafío, la critica y aun la oposición que ofrecen. He aquí un vasto universo de juego, no solo con los amigos íntimos que queremos, sino también con la gente que no nos conoce tan bien pero de alguna manera nos ofrece la información adecuada en el momento adecuado(o nos recuerda lo que alguna vez supimos y olvidamos)
Y luego están esos extraordinarios amigos espirituales que tal vez aparecen una o dos veces en la vida, con una percepción profunda y compasiva de quienes somos y que podemos llegar a ser, esos amigos a quienes llamamos maestros, que quizás pronunciaran unas palabras que cambiaran irrevocablemente nuestras vidas.
Es posible que digan algo tan simple como “¡Falta algo!”

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El camino de la voz propia y mi  lugar en “el mercado”
Texto compartido dentro del 2do Encuentro de Escritores e ilustradores de la región, 
organizado por la Cámara Uruguaya del Libro. 
Dentro de la 13ª Feria del Libro Infantil y Juvenil, Montevideo-Uruguay (24-5-2013)
Florencia Gattari (Escritora Argentina), Viviana Bilotti (Ilustradora Argentina), Evelyn Ugalde (Escritora Costa Rica), Malí Guzmán (Escritora Uruguay), Fernando González (Escritor e ilustrador Uruguay) Coordinador: Germán Machado (Escritor Uruguay) 

Presentación
Hace casi 10 años que estoy trabajando en ilustración. Cuando era chica estudié en una escuela con orientación artística, donde fui aprendiendo dibujo, composición, color; ahí aprendí a encuadernar y restaurar libros -ese fue mi primer oficio y lo seguí haciendo con diferentes intensidades hasta el día de hoy. Después cursé en la escuela de Bellas Artes, la extinta Prilidiano Pueyrredón de Buenos Aires, y me recibí como profesora de Pintura. Trabajé de todo un poco y varios años en talleres de realización de escenografía -como dice una amiga: “que no exista el menor peligro de ganar dinero, eso jamás!”.

Seguí buscando, hasta que di con la ilustración editorial gracias a dos talleres. Primero el de Elena Homs (directora de arte editorial); ahí me picó fuerte el bichito, ¡tres meses dibujando sapos! Y luego, ese mismo año, con el gran Istvan (ilustrador, para quienes no lo conozcan; en la Argentina es un gran promotor del libro álbum e impulsor de la figura de ilustrador como autor). Fue fundamental para mí, sentí que había encontrado algo grande, lo que me gustaría hacer en la vida.
En Buenos Aires no hay escuelas o carreras formales para estudiar Ilustración editorial,  eso hace que cada uno arme el camino a su modo y aprenda sobre la marcha.
Empecé en una época en que había mucho trabajo. Así fue como experimenté en distintas publicaciones, como revistas, suplementos de diarios, libros de texto (manuales escolares) y en literatura infantil, novelas, libros de cuentos, poesía, etc.

Me interesa contarles esto porque viendo el recorrido, puedo contarles cómo pienso este oficio y de alguna manera de cómo fui encontrando mi voz.

Ilustrar Hace unos años armé un taller de clases de Ilustración Editorial, eso me obligó a pensar, escribir lo que pienso sobre esto de ilustrar y sobre el oficio. Se aprende mucho de algo cuando una quiere enseñarlo, cuando se siente la necesidad de trasmitirlo. Dar mi propia receta no tenía sentido, si es que podemos hablar de “recetas” en un proceso orgánico y tan personal como es el acto creativo.
Después de acomodar y revisar la cantidad de conceptos y partes, lo primero que descubrí es que tenía un método, una manera de abordar este trabajo y esa manera hablaba de cómo lo pensaba. Son muchas las partes que intervienen en esto de ilustrar, y felizmente las logré acomodar en tres grandes ejes.

Abordaje del texto
La lectura y contacto con el texto a trabajar será siempre diferente en cada ocasión. Es la instancia de interpretación y pensar un método, un cómo abordarlo.
Leo, pienso, siento, descubro lo que se desprende del texto; me documento, después elijo dónde me paro para contar o decir desde la imagen. Tomo una postura acerca de lo que quiero generar o provocar con la imagen: educar, ampliar información, sumar sentido, ofrecer otra mirada, jugar,  detenerme y profundizar un concepto del texto, etc.
Recurso Visual
Este eje tiene que ver con la imagen propiamente dicha. Bocetar esta plataforma, luego podemos crear con mayor libertad y soltura. Los personajes, las voces, el contexto, los climas, el ritmo o planteo compositivo, los encuadres, la técnica, etc. Elegir en función del relato.
Condicionantes
Este es el eje que define ilustrar como oficio. Hay límites, condiciones, formatos, medidas, necesidades y algunas problemáticas propias de este trabajo. Reconocerlos y saber cuáles son me sirve para no frustrarme al final del recorrido, que es la publicación de la imagen creada.

A partir de mi experiencia, reconozco dos grandes partes en la ilustración editorial. Una parte objetiva que tiene que ver con lo efectivo: la ilustración tiene una meta y algo puntual que debe cumplir, algo que nos viene dado desde el afuera, o por el producto o por la línea editorial. Y por otro lado una subjetiva: en donde está todo lo que uno le pone, la mirada la opinión, lo que yo quiero que diga, la elección de las formas, técnicas, el tono, incluso darle lugar a desafíos o metas personales que convivan con el trabajo pedido. Está en uno saber encontrar la manera y las oportunidades de distinguir y potenciar esto.

El mercado Como les pasa a los escritores también, este trabajo es muy solitario, y una de mis grandes compañeras del taller es la radio. Mientras que pensaba y escribía en qué compartir en este encuentro, escuché una charla de dos artistas de los medios de comunicación y caí en la cuenta de que el problema del mercado para las creaciones artísticas es para todos. Ahí me dije: ¡no estamos tan solos! De alguna manera, algo de esto le pasa a un programa de tv, de radio, a un músico y a un libro por nombrar algunos.
Delante de Florencia, me pregunté en voz alta: los que ponen la primera piedra son los escritores… ¿ellos son los que pautan o mandan en el mercado? Ella me disparó un NO rotundo y a partir de ahí me puse a ver qué era lo que yo hacía en este sentido.
No me levanto todos los días pensando ¿qué haré hoy para cambiar este sistema capitalista opresor? ¿Cómo hago yo para modificar el mercado editorial? No, quédense tranquilos que no, eso no sucede.

Sin embargo, empecé a revisar y ver dentro del camino que venía haciendo. Estar atenta  y en constante creación de una voz propia que no es la mejor pero sí es la mía, desde donde puedo decir y crear sentido. Una manera de despegarse; que no sea lo mismo mi imagen que la de otro colega. Todos tenemos un recorrido y la posibilidad de escuchar esa voz. Dentro del oficio, ni mejores ni peores sino diferentes lenguajes o estéticas.

Pensé en mi campo de acción, hice dos listas. Una tiene que ver con mi acción por afuera,  y la  otra, mi acción por dentro del tablero.

Afuera

-este es un espacio que se construye, no está dado esperándonos. 
-ir dándole una forma personal, a partir de lo que quiero o necesito. 
-amoldar ese espacio así él no me amolda a mí, o me deforma a su necesidad. 
-mostrar lo uno quiere hacer, en donde se siente cómodo, mostrarse pero sin venderse como mercancía; blog, web, redes, charlas (nos cuesta y hay una mirada peyorativa) 
-ganarle de mano, elegir con quiénes trabajar, y no quedarse quieto a la espera. 
-pequeñas editoriales, donde el espacio para el diálogo es más cercano y flexible y donde podemos proponer nuevas formas o colecciones, etc. 
-elegir con qué escritores y textos trabajar. 
-trato profesional o de respeto, en nuestra manera de trabajar y de la autoría de la imagen. 
-buenas condiciones, tiempos, pagos, dinámicas de trabajo, publicaciones, imprenta, etc.

Adentro

-no subestimar al lector. 
-no darle la imagen servida, hacerlo trabajar en relación con el texto o que tenga alguna complejidad desde lo plástico (como re descubrir una forma más sintética, abstracta, planos rebatidos, la parte por el todo, guiños con los padres, etc.) 
-elegir la imagen que, si bien haga pie en la interpretación o lo que necesita el texto, sea fiel a mi elección personal. 
-ser concientes de los estereotipos e intentar esquivarlos, de las tendencias o modas, etc. 
-intentar estar atenta a estereotipos propios, nos acomodamos o aferramos a veces a formas que se convierten en formulas propias repetidas. 
-saltar la primera imagen que me dispara el texto, bucear, y proponer con alguna imagen que genere tensión entre imagen-texto, que te obliga a leer los dos lenguajes. 
-conservar los lugares de documentación, acopio; me sirve esa instancia no solo para ampliar la información, sino ampliar otros mundos, eso le da veracidad y me sirve como fuente de estímulo. 
-saber estar atentos a los textos que saquen lo mejor de mí, donde yo pueda poner mi mundo personal, mi vivencia. Me apropio de una manera especial del relato, o la historia, desde un lugar de pertenencia.

Así se va construyendo mi lugar en el mercado de los libros, para encajar, a veces subsistir, y otras respirar y ser feliz. Con mi voz propia, que no siempre es la misma. Con mi formación previa, con los textos que me marcaron, me atravesaron y me modificaron. Con las oportunidades y también con las malas experiencias. Con los otros, con quienes pienso este trabajo, colegas, escritores, editores y amigos de los que aprendo en el día a día. 
Viviana Bilotti


4 comentarios:

Anónimo dijo...

hermoso!!! escuche algunos de estos pensamientos en primera persona, cuando armamos los talleres con los chicos! me encanto, te felicito Vei !Roxi

Ramiro Comes dijo...

Grosa Bicho , no pude parar hasta el final, muy buen texto. Siempre me gusto lo que hacias pero creciste todavia mas y eso me pone muy feliz, tu compañero Faderiano Ramiro .


Anónimo dijo...

Vivi, qué grosso y personal lo que escribiste sobre tu trabajo. Beso, Moira

Viviana Bilotti dijo...

Gracias Moira!!